Justo después de la Segunda Guerra Mundial, Victor y Amélie Roth poseían unas cuantas viñas como parte de su negocio agrícola. Su hijo, Robert Roth, dio su nombre a la finca en la década de 1970. Su prematura muerte, en 1986, se produjo en un momento de auge económico. Sus hijos, Christophe y Patrick, tenían entonces 25 y 19 años. Después de mucho meditar, dieron un nuevo giro y se dedicaron a la agricultura ecológica, en interés de la salud humana y de las vides. Más adelante, en 2019, obtendrán la certificación. En 2017, el hijo de Patrick, Victor, enólogo-ingeniero formado por personalidades de renombre y gran viajero, aportó una nueva dinámica a la finca. La finca ha pasado de 13 a 18 hectáreas.
Filosofía
El papel del viticultor es promoverlos y transmitir este patrimonio ancestral. Las mismas variedades de uva de distintos lugares, vendimiadas y vinificadas al mismo tiempo, conservarán sobre todo las marcas del lugar. Sin aportes ni correcciones, la propiedad deja que el vino se revele a través de la fermentación natural y la crianza sobre lías durante uno o dos años.
