Bloom y Foodwatch informan de niveles alarmantes de mercurio en ciertas marcas de atún enlatado
El atún en conserva es un alimento básico en muchos hogares de todo el mundo, apreciado por su comodidad, larga vida útil y beneficios nutricionales.
Sin embargo, ha surgido una creciente preocupación por la contaminación de este producto por mercurio, un metal pesado potencialmente peligroso para la salud humana.
Informes recientes, como los publicados por las ONG Bloom y Foodwatch, han puesto de manifiesto niveles alarmantes de mercurio en determinadas marcas de atún enlatado, lo que suscita preocupación por los riesgos asociados a su consumo.
He aquí un análisis en profundidad de la presencia de mercurio en el atún enlatado, en el que se examinan las fuentes de contaminación, los efectos sobre la salud, la normativa vigente, los resultados de estudios recientes, las reacciones de los fabricantes y se ofrecen recomendaciones para los consumidores.

Mercurio: origen y mecanismos de contaminación
El mercurio es un elemento químico presente de forma natural en el medio ambiente, pero sus concentraciones se han visto amplificadas por diversas actividades humanas. Las principales fuentes de mercurio son :
Actividades industriales :
La combustión de combustibles fósiles, sobre todo el carbón, la minería, la metalurgia y ciertas industrias manufactureras liberan mercurio a la atmósfera. Una vez en el aire, este mercurio puede volver a caer sobre los suelos y las masas de agua, contribuyendo a la contaminación medioambiental.
Procesos naturales :
Fenómenos como las erupciones volcánicas y los incendios forestales también liberan mercurio, aunque estas fuentes son menos importantes en comparación con las actividades humanas.
¿Qué es el metilmercurio?
En los medios acuáticos, el mercurio puede transformarse en metilmercurio por la acción de microorganismos.
Este compuesto orgánico es especialmente preocupante porque los organismos vivos lo absorben fácilmente y tiende a acumularse en la cadena alimentaria.
Los grandes peces depredadores, como el atún, están en la cima de esta cadena y pueden acumular concentraciones significativas de metilmercurio al consumir presas contaminadas.
Efectos del metilmercurio en la salud humana
El metilmercurio es conocido por su toxicidad neurológica. Una exposición excesiva puede provocar una serie de efectos adversos para la salud, como :
Adultos:
Síntomas neurológicos como problemas de memoria, temblores, dolores de cabeza y alteraciones de la coordinación motora.
Mujeres embarazadas y lactantes:
El metilmercurio puede atravesar la barrera placentaria, afectando al desarrollo neurológico del feto. Esto puede provocar retrasos en el desarrollo, trastornos cognitivos y déficits sensoriales en los niños expuestos in utero.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
clasifica el mercurio como una de las diez sustancias químicas muy preocupantes para la salud pública, subrayando la necesidad de vigilar y limitar la exposición humana a este contaminante.
Para proteger a los consumidores, se han establecido normativas para limitar el contenido de mercurio en los productos del mar. En Europa, el Reglamento (UE) 2023/915 de la Comisión, de 25 de abril de 2023, establece los niveles máximos de determinados contaminantes en los productos alimenticios. Para el atún fresco, el límite se fija en 1,0 mg/kg. Sin embargo, este reglamento contiene una serie de incoherencias:
Disparidades entre especies :
Mientras que el límite para el atún es de 1,0 mg/kg, otros pescados tienen umbrales más estrictos. Por ejemplo, el límite máximo de mercurio para ciertas especies está fijado en 0,3 mg/kg, lo que plantea dudas sobre la uniformidad de las normas de seguridad alimentaria.
Estudios recientes sobre la contaminación por mercurio en las conservas de atún
Para los productos transformados, la normativa se aplica principalmente al pescado fresco.
Durante el procesado, sobre todo el enlatado, el atún sufre una deshidratación que puede concentrar el mercurio. Sin embargo, los factores específicos del procesado no siempre están claramente definidos o comunicados, lo que dificulta la evaluación precisa de los niveles de mercurio en los productos acabados.
Estas lagunas normativas han llevado a pedir una revisión de las normas para proteger mejor a los consumidores.
Las investigaciones de organizaciones no gubernamentales han revelado niveles preocupantes de mercurio en el atún enlatado:
Los Informes Bloom y Foodwatch (2024):
Tras analizar 148 latas de atún procedentes de varios países europeos, las ONG descubrieron que el 57% de las muestras superaban el contenido máximo de mercurio de 0,3 mg/kg, y el 10% incluso el límite de 1,0 mg/kg establecido para el atún fresco. Algunas latas contenían concentraciones de hasta 3,9 mg/kg, casi cuatro veces el límite autorizado.
Estos resultados sugieren una contaminación generalizada y subrayan la necesidad de reforzar los controles de calidad y la normativa vigente.
Aunque estos controles no los realiza un laboratorio certificado, preocupan a los consumidores. Estas preocupaciones se transmiten con fuerza y se amplifican a través de las redes sociales.

Reacciones de los fabricantes y las autoridades sanitarias
Reacción de los fabricantes:
Las principales marcas de atún enlatado, sobre todo las implicadas por Foodwatch y Bloom, han defendido la calidad de sus productos, afirmando que cumplen las normas vigentes. Sin embargo, algunas empresas han anunciado que están intensificando sus controles de calidad y las pruebas de las materias primas para garantizar niveles más seguros de mercurio. Otras, en cambio, han restado importancia a los riesgos, subrayando que el consumo moderado de atún no supone ningún peligro significativo.
Posición de las autoridades sanitarias :
La Anses (Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación) de Francia y la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) han tomado nota de los informes, pero no han emitido ninguna advertencia sanitaria inmediata. Señalan que la normativa establece un límite claro y que los consumidores deben adoptar una dieta diversificada para limitar su exposición al mercurio.
Lobbies y presión económica:
La pesca del atún es una industria importante en varios países. Algunos expertos creen que la reticencia de las autoridades a endurecer la normativa podría estar relacionada con la presión económica ejercida por los fabricantes y los países productores.

Alternativas y recomendaciones para los consumidores
Aunque la presencia de mercurio en el atún enlatado sea una realidad, es posible adoptar estrategias dietéticas para minimizar los riesgos. He aquí algunas recomendaciones clave:
Limitar el consumo de atún en conserva
– La OMS recomienda no consumir más de 150 g de atún enlatado a la semana** para evitar una acumulación excesiva de mercurio en el organismo.
– Las poblaciones de riesgo (embarazadas, niños pequeños) deben optar por otras fuentes de proteínas.
Fuentes variadas de pescado
– Algunos pescados son menos propensos a contener altos niveles de mercurio. Por ejemplo:
– Sardinas
– Anchoas
– Caballa
– Salmón salvaje
Estas especies no sólo son más seguras, sino también ricas en omega-3, beneficioso para la salud cardiovascular.
Opta por el atún capturado de forma responsable
– Algunas certificaciones como la MSC (Marine Stewardship Council) garantizan una pesca más sostenible, pero no ofrecen garantías específicas sobre el contenido de mercurio.
– Por eso es importante contrastar la información y elegir marcas que realicen pruebas periódicas de sus productos.
Evita los productos procesados y prefiere el pescado fresco
– El atún fresco o congelado a veces tiene menos contenido de mercurio que el enlatado.
– Al cocinar tu propio pescado, también puedes controlar mejor la calidad y la cantidad que comes.
Supervisa las alertas sanitarias y los informes de las ONG
– Organizaciones como Foodwatch, Greenpeace y Bloom realizan regularmente pruebas de productos comerciales y publican sus resultados.
– Consultando sus informes, puedes orientar mejor tus elecciones de consumo.

¿Cómo puede reducirse la contaminación por mercurio a largo plazo?
El problema del mercurio en los océanos no se limita al consumo de atún. Se trata de un problema medioambiental global que requiere acciones concretas a varios niveles.
Una reducción de las emisiones industriales
– Reforzar la normativa para limitar las emisiones de mercurio de la industria.
– Fomentar el uso de fuentes de energía limpias para reducir la contaminación atmosférica.
Mejor control de los productos del mar
– Imponer pruebas periódicas para detectar los niveles de mercurio en el pescado comercializado.
– Exigir a los fabricantes que indiquen el contenido de metales pesados en las etiquetas de los productos.
Fomentar una pesca más sostenible
– Apoya las iniciativas destinadas a preservar los ecosistemas marinos y a reducir la sobreexplotación de las especies más afectadas por la contaminación.

¡Seamos consumidores informados!
La presencia de mercurio en el atún enlatado es una cuestión preocupante que no debe pasarse por alto. Los informes de las ONG han puesto de manifiesto niveles a veces alarmantes, aunque las autoridades sanitarias se esfuerzan por tranquilizar a los consumidores sobre los peligros de un consumo moderado.
Ante esta realidad, los consumidores deben adoptar hábitos alimentarios más ilustrados, diversificando sus fuentes de pescado y manteniéndose al día de los niveles de contaminación. También es crucial que las autoridades públicas y la industria asuman sus responsabilidades para garantizar una alimentación más segura y proteger a las generaciones futuras de los efectos nocivos del mercurio.
En última instancia, la solución reside en un planteamiento conjunto que implique a consumidores, industria y gobiernos para limitar la contaminación y garantizar el acceso a un marisco sano y de alta calidad.
